Estoy
hecho de barro, con un alma de alambre y un corazón de cartón, si fuera un
muñeco quitapenas, me contarías en silencio tus problemas. Y cada noche antes
de irte a dormir yo guardaría tus tristezas.
Si
fuera tu Muñeco Quitapenas, me darías un nombre gracioso y tendría entonces en
mi poder tus secretos más recónditos. Mis ropas serian de colores y mostraría
esperanza aunque a veces ya no quede nada. Mi rostro sería dibujado por la mano
temblorosa de un artesano y mi relativa belleza sería el disfraz que utilizaría
para aligerar tus penas.
Si
fuera tu Muñeco Quitapenas, cada noche me dirías querida, con tus palabras
confusas que fue de aquella persona que tu corazón entristece, querida de mi
corazón estoy aquí contigo también para escuchar tus alegrías y servirte de
confidente de tus palabras gastadas en la noche que se traga el día.
Si
fuera tu Muñeco Quitapenas, serviría tus sueños en charolas de plata para que
se los coma el astro celeste nocturno y se torne cada treinta días en una luna
llena, son tres, seis o nueve, cantidades no importan, solo importa que a la mañana
siguiente sonrías como si nada ha pasado.
Si
fuera tu Muñeco Quitapenas, me abrazarías cada noche para que tus tristezas no devoren
mi alma frágil, pues curaré tus penas, borraré tus sueños rotos y me los guardaré de la noche; para que a
la mañana siguiente despiertes sin ninguna de ellas…
P.D.: Para ti y punto.
P.D2.: Entrada No. 200
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