Un día perfecto… Sería algo así como cualquier día,
casual podría haber lluvia o quizá la ausencia de ella. Mi día perfecto no es más
que aquel cuando le gane la feroz batalla a mi despertador y que no se oiga por
toda la casa ese repique de timbre de colegio que ha despertado más de alguna
vez a alguien en casa y después darle una media vuelta a la mezcladora y me doy
una ducha de agua fría, para calmar la calentura de una noche sin luz y sin
estrellas. Mi día perfecto seria leer un fragmento de la prensa que el
repartidor llega a dejarme a las 5 de la mañana y encontrar la grata sorpresa
que no hay más muerte ni inflación de las metas que egoístamente me propuse. Mi
día perfecto no tiene que ser un fin de semana ¿Sabes algo? Podría mejor ser un
lunes para que sea más caprichoso y bizarro mi gusto por lo perfecto, pues en
un día perfecto después del muy querido Lunes de Chocolate; cuidaría y platicaría
con mi querido bonsái el por qué soy demasiado tímido y que mis conversaciones
giren a veces a un ¿Cómo estás?
¡Lo tengo! En mi día perfecto dejaría la timidez y
falta de buen genio para ser yo alguien tan misterioso como un Yeti… Aunque
tenga las manos más infértiles del planeta, aunque lograr que un bonsái llegue
vivo a estas alturas es casi un completa odisea… En mi día perfecto pasaría el
resto de la mañana en una hamaca, soñando en mil alegrías y encantos para poder
ser una especie de mago que logre resolver el acertijo de la paradoja del
Futuro como una expresión banal de lo que muere en el pasado, un Silencio que
no es escrito en pentagramas pues corromperlo sería un sacrilegio a las
sinfonía de un Mozart moribundo y por ultimo una Nada que no cabe en la
existencia pero que ocupa un lugar en el vocablo y espacio de la existencia.
En mi día perfecto cocinaría pollo, porque el pollo
me gusta y mucho con especias, queso y un toque de limón, que acompañaría con
una limonada y un pie ¿Por qué no? De limón también y un topping de nieve de
limón… En mi día perfecto saldría al parquecito que hay aquí en donde vivo,
saldría con mi guitarra al hombro y cantaría a todo pulmón, me subiría en una
nube y vería desde abajo para que ninguno se percate de mi presencia sigilosa, tomaría
mi tabaquera anatómica para comer como un entremés un poco de limón y un poco
de sal… Sin tequila porque la verdad odio tener que estar mareado para
disfrutar de este perfecto día. Caería la tarde y después saldría a correr con
Sky el será mi amigo que no me va a defraudar porque aun en medio de la lluvia
y mis noches de desvelo me ha acompañado y al salir la noche aullaríamos los
dos, para cantar de forma perruna nuestro propio Joik y que cualquiera que
escuche este canto no entienda nuestra alegría de ser felices en este momento.
En mi día perfecto se va acercando la hora del fin,
pronto la rotación terrestre marcara el inicio de otro día y mi esclavizador
reloj con su tic tac tic tac, me robara la tranquilidad que hasta ahora tenía.
Pronto escapemos a la cocina y pondré en mi iPod una canción para recordarte y
decirme a mí que todavía falta algo para que todo sea perfecto… Estoy en la
cocina sentado en el piso, he tirado un poco de sal por aquello de que a veces
hay espectros llamados recuerdos que les gusta jugar sucio, aunque si ellos se
comportan podríamos hacer una tregua y hacer la paz, mientras tanto
escucharemos la música que a mí me gusta y aquella que a ti te gusta y que aún
no la conozco y arrancaría de mi jardín unas legumbres quizás unas que sean
naranjas para convertirlas en las testigos de este paso a un día más que
perfecto… Que todas estas cosas serían perfectas si tu estuvieras conmigo.
P. D.: Hay veces en los que falla este mecanismo y yo aun siendo relojero y mago no puedo hacer nada...
P. D.: Hay veces en los que falla este mecanismo y yo aun siendo relojero y mago no puedo hacer nada...