La cálida noche abrazaba tu rostro sereno
Unos nubarrones de misterio engalanaban este encuentro
Y la pregunta que te hace el Silencio…
¿Por qué tan callada
niña?
Te conjuro irónicamente
espíritu de Alegría
Dame la llave de esa
sonrisa
A las doce campanadas de una marcada melodía
Se refutaba a escombros su Agonía
Era un reflejo del Sol que nacía…
Comenzaba los
mítines de unas avecillas
Que era del más puro
corazón de una cascada viva
Y expandía desde el
Horizonte sus reflejos como margaritas
Y así salía el Sol
Y así te comías la noche
Y así llore siempre tu partida…
Autor:
Marco León
P. D.: Palabras esperando que regresen...
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