martes, 23 de julio de 2013

Itsumo Nando Demo


En un domingo 14 del corriente mes llego a mis manos en forma de carta; de esas que aún se escriben con tinta y una caligrafía prodigiosa, una invitación para asistir a un recinto capaz de transportarme a una dimensión ajena a la realidad.

Al momento de abrir el sobre que había llegado a mis manos pude ver el nombre de quien lo mando, supe entonces que de por si la semana recién se iba a poner de lo más interesante. Después de mi infructuoso logro como jardinero (prácticamente asesine a un bonsái) tenía que ver que hacía de nuevo, pero al leer el contenido de la carta sentí que me envolvía en una gran emoción la invitación que me hacían para asistir a ver un recital de cuerdas y vientos que como decía literalmente la carta de invitación me haría “Liberar más mi espíritu” aunque de cierta forma confesaré que no sabía que mi espíritu era libre pues sigo pensando que aún estoy un poco enfrascado en un recipiente hermético que a casi nadie aun le he abierto. Por cierto me citaban para el miércoles 17, así que por fin rompía mi marca de no ser invitado a salir.

La semana pasaría de lo más largo sino era por la emoción que me causo leer unas letras de lunes de madrugada que hasta ahora no sé qué significarían en realidad pero que sea a quien sean dirigidas las tomaré por un momento plagiadas para embarcarme y drogarme de más sueños o quizá viajes en cohetes espaciales; pues he sido un viajero demasiado frecuente a la tierra de Nunca Jamás.

No dormí la verdad el lunes y siendo lo más sincero posible, dejando a un lado el hecho que un nombre sea capaz de desvelarme, que no se diga de tus atrevidas palabras pero hasta aquí llegare diciendo que mi lunes tiene tu nombre…

Después de un martes de desvelos y  seguir con la resaca de haber bebido palabras como las tuyas dóciles e inocentes combinadas con el toxico coctel de más palabras técnicas de un libro de Anatomía; me dispuse a descansar y dormir tranquilamente, si es que se le puede decir a dar la vuelta en mi cama y pensar ya no solo en lo que me depararía el día de mañana sino en que sería demasiado obvio dedicar la próxima entrada a algo que supongo sabría lo descifrarías; pues te contaré un pequeño secreto: He inventado una canción solo para ti, sin embargo aún me falta la melodía es un secreto no lo digas pues solo tú lo sabes…

Y la semana se hizo corta ya era 17 deseaba que terminara la mañana para adentrarme en la obscuridad de la noche… Pero me prometí algo en mi atormentada noche anterior intentando dormir, que si daba la casualidad de encontrarte y que además pudiera cruzarme en tu camino juraría que te invitaría a venir yo sé que amarías lo que estaba a punto de ver aunque casi diría que me contestarías que no pero aun así intentar no estaba de más; pero no fue así pues te vi pero no creo que pudiera interrumpirte en tu caminar; pero si puedes ver esto que escribo te pido un favor: Ríe y ríete de mí que no tuve el valor de romper las olas para intentar hablarte y aun ahora en días como hoy me causa una extraña sensación eso de mirarte y titubear si hablar o no; perdóname pero soy quizá muy tímido contigo aún no lo sé perdóname mi frialdad o poca espontaneidad…

Y como era de esperarse el evento estaba programado para las 6 de la tarde y conociendo la disciplina y formalidad de los anfitriones que eran japoneses llegue 45 minutos antes y me esperaba con una gran sonrisa mi proveedora del boleto de tan extraño viaje. Nos indicaron el lugar que habían reservado para nosotros y dispusimos a hablar un poco para esperar lo que se avecinaba en ese escenario del tiempo que pronto iba a comerse un pedazo de mí.

Marcó el reloj las 5:57 P.M. y se dispuso a saludar la anfitriona del evento saludando con una palabra que decía algo parecido a esto:


Konnichiwa

 
Y se marcaba el inicio de una especie de recital sonoro roto únicamente por las partituras de música japonesa acompañado de notas de clarines, flautas, violoncelos, trompetas, cornos franceses, timbales y platos para deleitarnos a todo este público de un evento que es de los más hermosos que he tenido el privilegio al cual ser invitado.

En el programa me emocioné como niño, como cuando me compraban un helado de chocolate y chispitas de colores al ver que iban a tocar una composición tan especial que me recordaba una de las películas favoritas que tengo muy presente en mi memoria y que al saber que tocarían parte de su banda sonora me embargaba aún más en una especie de éxtasis concomitante de emociones de chiquillo.

Y sonaron las primeras notas de “Itsumo Nando Demo” los ojos se me empezaron a llenar de lágrimas no sé cuál sea la razón pero diré que incluso el público hizo un silencio aún más solemne que el de una catedral a medio día que no tiene una sola alma rezando en el banquillo de la nave central, mis ojos se llenaron de recuerdos de ti tal vez, de mis tiempos también cuando no tenía que preocuparme por cosas de adultos, se llenaron de fotos sepia de antaño, y cuando iban a concluir las ultimas notas de esta canción tan llena de nostalgias, entendí por un momento que con los ojos cerrados miraba cosas más interesantes que muchas que suceden fuera y que aun en medio de la ovación y aplausos que el público hacia pude notar que más de alguna persona se secaba los ojos por oír algo tan sublime. Quedando entonces yo atrapado en medio de aquel recuerdo de notas puestas en un orden tan perfectas, me di cuenta entonces que quede Siempre Conmigo

 
Al finalizar el evento la anfitriona por ultima vez se despide diciendo:
 
 
Domo Arigato

 

Sin embargo sigo pensando que nosotros al final fuimos los más agradecidos por este tipo de invitación… ¡Muchísimas Gracias!
 
 


Itsumo Nando Demo
Yumi Kimura


P. D.: Admiro que casi siempre te vea sonriendo...

 
 

 
 

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