Me cuesta reír… Y si lo hago es porque seguramente algo
demasiado bueno me hizo hacerlo. No soy amargado… Solo ácido, como el limón o
como una naranja criolla; no creo que sea tan bueno fingiendo ¿O quizá sí?
Pero si te veo y abrazo quiero que sepas que no lo estoy
fingiendo, porque no soy bueno para fingir, es porque de verdad lo siento y sé
que estoy seguro que contigo puedo hacerlo, me disculparas si alguna vez se me
escapa el saludo, porque casi siempre cuando camino voy soñando y es una mala
costumbre que difícilmente se me quitará; aunque otras veces seguramente has de
estar ocupada que me veo en la necesidad de desviar la mirada y hacer como que
si no vi nada.
Me cuesta reír y no le busques explicación más allá de la
que yo quiero entregarte, porque después de pensarlo detenidamente, siempre que
me ven después de verte, no falta quien me pregunte: ¿Por qué ríes? Porque el
verte me hace saber que después de todo el día no es tan malo ya que puedo reír
y ser feliz.
P. D.: Y esto me sabe a...
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