Puede ser que la vida es como
una taza de café, sabes que puedes desde el principio graduar su intensidad, si
te gusta el sabor intenso le agregas más café y si prefieres el sabor más blando
será menos la esencia que colocaras junto a la cantidad de azúcar que desees, aunque esto último un sacrilegio si prefieres.
Al principio se torna caliente
y es cuando te das cuenta de ese olor misterioso que se impregna grueso y
fuerte en tu olfato que sale de ese contenido obscuro y misterioso; la
temperatura corporal de tu piel contrastará entonces con la taza que acabas de
tomar con las manos, entonces acercaras tus labios al borde liso de cerámica y
primero con un sorbo efímero sabrás el sabor que le has dado… ¡Aunque ten mucho
cuidado! No lo tomes de un trago porque te puedes quemar la lengua y eso no es
para nada grato.
Sorbo a sorbo como pasan los
días así empezaras por beber su contenido, sentirás ahora la textura, su
espesor, el dulzor que ahora quizá te parezca demasiado empalagoso o algo
realmente hecho al punto; entonces te felicitaras a ti mismo porque te has dado
cuenta que está el sabor a cómo te lo habías imaginado, aunque si no fuera este
el caso aun puedes enmendar tu equivocación con la diferencia que a veces es
demasiado tarde para hacerlo y aunque lo hagas y obtengas el sabor a como lo
deseaste ya habrá posiblemente bajado un poco la temperatura del agua o
posiblemente confundas un poco el sabor en tu boca, sin embargo la mayoría de
veces aún se puede arreglar.
Trataras entonces ahora de
beber pequeños sorbos y disfrutar de su sabor hasta que cada uno de ellos
decida agotarse… Y casi en los últimos besos que le has entregado a tu taza y
que ella recíprocamente te devuelve con sabor a café, ahora comienzas a
asimilar realmente ese misterioso sabor que tiene algo sumamente especial llegando así al fondo de la taza; la recompensa será la aparición de unos granos
dulces mezclados con una forma de caramelo casero que serán el deleite de tu
boca, junto a una mezcla de café que no terminó de combinarse con el agua y que si lo
pruebas contrastaras el sabor dulce con el amargo de cada partícula de café que
se ha quedado en el fondo; entonces con una sonrisa de complicidad recordarás que no era tan malo
después de todo.
P. D.: Un sabor similar y misterioso también: el Té Earl
Grey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario