Cada vez que veía a una sombra escondida
O una abeja que zumbaba molestamente
En ese momento recordaba sus herramientas
Aquellas con las que
tallaba la madera
Y con las cuales hizo
la mesa donde bebía y comía
Donde se veía frente
a un espejo sentado y despeinado
Los años pasaron y él murió…
Ninguno en el pueblo lo recordaba
Pero todos disfrutaban las bancas donde ellos se sentaban
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