Es
patético decirlo de esta forma pero…
Me
encontraba estúpidamente pasmado y emocionado (creo que me brillaban los ojos
de ilusión) hasta cierto punto creo vergonzoso emocionarme como si nunca hubiera entrado; yo creo que viviría eternamente aquí
(algo semejante siento al entrar a una librería) pues entrar en la antigua galería que me vio crecer, no dudaría en decir le obsequie voluntariamente los mejores años de mi
infancia.
Cuando
pregunte por “Isa” a quien guardaré siempre un gran cariño… Recibiendo
posteriormente una respuesta que no me esperaba, tenía ganas de llorar y volver
otra vez a mi mesa sin formica que estaba vieja pero tenía un gran carácter;
quizá por eso elegí trabajar siempre en ella y porque desde afuera de la
ventana que colindaba a mi puesto en la galería, se observaba con la salvaje
urbanización de la ciudad, los árboles de “San Lorenzo” que me embarcaron a
cuando Isa tomaba mi torpe mano para que aprendiera a trazar y robar
imaginación de un carboncillo, un difumino y unos pasteles que siempre amaré
A
decir verdad ayer fue un día entre dulce y amargo; tan parecido a un pie de limón
porque como dije anteriormente a pesar de estar en un pequeño paraíso parecido
a la emoción de cuando ansío destapar un misterioso obsequio regalado, poder entrar y ver todos esos caballetes, maniquíes,
paletas, pinceles, pinturas y lápices (no quiero hacer una larga lista pero
este lugar es semejante a una dulcería)… No pude conseguir una sanguina… Y
porque ya no podía volver de nuevo a la alegre Isa…
Voy
a recordar unas palabras que entiendo ahora y que no solo las aplicaría a mi
intento frustrado de hacer garabatos en papel sino a algo más importante a la
vida misma…
No te conformes con ser
Crema para Pastel…
Y al salir de este pequeño paraíso todavía tenía la
estampa grabada de yo de pequeño y mi maestra Isa sujetándome la mano para
ayudarme a perfeccionar mis trazos…
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