Pasaba esta semana y sé que no
hace mucho hablamos quizá corriendo por nuestras apretujadas vidas o por
nuestro descuidado orden que nos lleva a colapsar el tiempo que necesitamos
perder innecesariamente.
Tengo un amigo Genio que me
conto que eres amigo de bueno… Un apreciable aunque a la vez chistoso personaje
para mí, no es que lo haga de menos, sino que me sorprende que él también sea
así algo parecido a nosotros; que sucumbimos a la paradoja de un montón de
pensamientos extraños que tienen cabida solo en fantasía y no en realidad a
pesar de su existencia, quizá solo por eso me esté empezando a agradar que tú
sigues siendo tú y yo sigo siendo yo.
¿Sabías que se me vino a la
mente tu novela? Si aquella de 23 capítulos que aún no han sido terminados y
que no son para nada algo ya vendido en el mercado; como lo que escriben algunos
mostrencos que se afanan con malogradas
ocurrencias. No fue por pura casualidad o por un capricho de niño (aunque solo tú
sabes que aún lo soy) querer llorar y aferrarme a una ilusión de las más vanas;
créeme que de las muchas cosas que aún me faltan es tiempo; quizá para mí y mis
hadas de inventos.
Si empezáramos de nuevo me
preguntaría: ¿Sera que teníamos futuro o desde el principio todo iba a ser un
fracaso? No lo sé, ni quiero detenerme a pensar en tus ocurrencias de aves y de
colores que vemos a través de los ojos, no quiero volver a pelear contigo sobre
que es belleza o que es esperanza, no quiero volver a tener que verme forzado a
abrazarte solo “porque tienes frio”, no quiero volver a tener que pasar por la
cafetería a que te decidas que comerías hoy y que “debería de comer yo”, no
quiero tener que esperar que den la 1 de la tarde para esperar mientras tanto
sentados en una banca de cemento y ver como el mundo corre sin un rumbo
definido… Dime, ¿Para qué tienes que invocar todo esto?
No entiendo si eres feliz
porque hoy que volvía a la casa a bordo de un resquebrajado armazón de metal
rojo, me disponía a desabrocharme el cinturón cuando veo en la pantalla
esclavizadora tu nombre… Y te conteste, es más reímos de nuevo como no lo habíamos
hecho desde hace un mes… Pero te reprocho en cara muchas cosas; que son típicas
entre nosotros, ahora ya sabes cada lunes o martes quizá me veas y quizá nos dé
tiempo de volver a hablar ya no seguramente de las cosas que hacían hacer
temblar el mundo, ya no seremos los “estúpidos” que se ríen de todo, aunque
para ser sincero disfrutaba ser estúpido esos años contigo… Pero me alegra que
sigas tu camino; porque me ves aquí de nuevo con una mano en la mesa y otra vez
de nuevo empezando a dibujar en blanco y negro pues los colores son demasiado
buenos para desperdiciarlos en estos abstractos dibujos horrendos. ¿Qué nos pasó
Mastermind? ¿Qué carajos fue? ¿Dónde está mi chocolate blanco?
Y como tú decías: Deja tú lo
guapa que soy también… (E. M. P. D. A. C.)
P. D.: Se quedarán en 14
discusiones que jamás terminaran.
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